10 de septiembre de 2009

Amado mio:


No tengas miedo, no te muevas, no hables, o alguien nos vera. Quédate como estas, quiero mirarte, tenemos la noche solo para nosotros, y quiero mirarte. Tu cuerpo sobre mi…tu piel, tus labios. Cierra tus ojos, nadie puede vernos ahora, y yo estoy aquí, a tu lado.

¿Puedes sentirme?


Cuando te acaricie por primera vez, fue con mis labios, y pudiste sentir mi calor, pero no pudiste distinguir donde…quizás fue en tus ojos, quizás debí presionar mis labios contra tus ojos y así sentirías el calor.


Abre tus ojos ahora, mi amado, mírame, tus ojos sobre mis pechos, tus brazos rozándome, dejándome deslizarme sobre ti, mi grito ahogado, tu cuerpo temblabando. No hay final para esto, puedes darte cuenta? Tu cuerpo por siempre estará temblando, y yo siempre estaré sofocando mi grito…Este momento tiene que ser…Este momento es…Y este momento continuara desde ahora hasta la eternidad.


No debemos de vernos de nuevo el uno al otro.


Lo que estábamos destinados a hacer, lo hemos hecho ya. Y créeme mi amor, lo hemos hecho para siempre. Mantén tu presencia lejos de mi alcance, y si así sirve a tu felicidad, no dudes ni por un momento en olvidar a esta mujer, que ahora dice…sin ningún rastro de arrepentimientos…adiós.